miércoles, 7 de julio de 2010

Un junio especial.

Tal día como hoy, hace unos cuantos años fui una persona plenamente feliz. Gozaba de tal plenitud que a veces añoro esos tiempos recordando cada detalle y concediéndole más significado de lo que tenía entonces.

Fue un día de junio, la llegada del verano inspiraba emoción y ganas de cambiar el mundo. Mi mente rebelde estaba más revolucionada que nunca y me prometí que ese verano iba a quedarse en el recuerdo para siempre. Y así fue. Esa noche de junio la vida de cuatro jóvenes daría un giro de 360º, sobretodo de una en especial. El efecto del calor junto con el de dos vasos de vodka con limón abrió las mentes de las chicas (a una le abrió algo más), y se convirtieron en lo que siempre habían querido ser: valientes. Esa noche hicimos locuras, sí, pero todas ellas desembocaron en el verano más increíble de toda mi vida. Un verano libre de preocupaciones y de obligaciones. Un verano lleno de amistad y amor. El verano del beso más largo del mundo.

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