sábado, 31 de julio de 2010

Algo mágico. Un puente por la paz.


Bosnia, un lugar impresionante, una experiencia alucinante... Existen miles de adjetivos que podrían acercarse mínimamente a una calificación de todo lo que hemos vivido allí, pero ninguna explicaría con exactitud todo lo que hemos sentido. Unas costumbres muy diferentes, una forma de vida que difiere en gran parte con la nuestra, un mundo distinto en el que nos hemos sentido acogidos durante una semana. La convivencia nos ha enseñado a añorar, a querer, a ver más allá de nosotros mismos. Una mezcla de tradiciones y culturas fusionadas de las que hemos aprendido. Un sentimiento un tanto especial que sólo podemos sentir aquellos que hemos viajado en esta experiencia. Un lazo que jamás se desatará entre nosotros. Espero haber dejado tanto como lo que me he llevado de allí. Hay que vivirlo para entenderlo y sentirse afortunado por decir: Yo estuve allí.

sábado, 17 de julio de 2010

¿Para qué quiero un amor mecánico?


El abstracto órgano se rompe.
Tarda en arreglarse, pues el golpe es duro.
Cuando todos los pedacitos se van juntando uno a uno llega otro golpe aún más fuerte y vuelve a desmontar el rompecabezas. Ese abstracto se crea y se destruye con tanta facilidad que nuestras emociones desembocan en un desequilibrio químico. Un desequilibrio que desencadena absurdas acciones por conseguir una estabilidad emocional momentanea. Intentas colocar cada pedacito con risas, canciones y sueños. Volverá a construirse una capa más sólida sobre él, como ya había ocurrido. Esta vez la capa deberá ser más fuerte para sostener este abstracto corazón. Necesito soldar los pedazos, los pedazos de una vida, los pedazos de 2 años.

miércoles, 7 de julio de 2010

Un junio especial.

Tal día como hoy, hace unos cuantos años fui una persona plenamente feliz. Gozaba de tal plenitud que a veces añoro esos tiempos recordando cada detalle y concediéndole más significado de lo que tenía entonces.

Fue un día de junio, la llegada del verano inspiraba emoción y ganas de cambiar el mundo. Mi mente rebelde estaba más revolucionada que nunca y me prometí que ese verano iba a quedarse en el recuerdo para siempre. Y así fue. Esa noche de junio la vida de cuatro jóvenes daría un giro de 360º, sobretodo de una en especial. El efecto del calor junto con el de dos vasos de vodka con limón abrió las mentes de las chicas (a una le abrió algo más), y se convirtieron en lo que siempre habían querido ser: valientes. Esa noche hicimos locuras, sí, pero todas ellas desembocaron en el verano más increíble de toda mi vida. Un verano libre de preocupaciones y de obligaciones. Un verano lleno de amistad y amor. El verano del beso más largo del mundo.