miércoles, 3 de abril de 2019

Cinturón de Orión

Nunca me cansaré de repetir que no existió el momento. Nunca hubo un momento.
Pero cuando salimos del hotel aquella noche sentí que algo estaba pasando. Algo en nuestro interior estaba cambiando, tal vez sólo en mi interior. Levantamos la vista y nos quedamos mirando el cielo. ¿Has visto esas tres estrellas de ahí? Son el Cinturón de Orión. Pero yo ya no estaba mirando más a las estrellas. Por mucho que mirara al cielo, sólo le veía a él. Aunque yo sabía que él era como una de esas estrellas fugaces que pasan una vez y que si no pides rápido un deseo se pierden. Esa noche yo pedí uno. Pedí que siguieras brillando en mi cielo, ahí junto al Cinturón de Orión. Que por muy fugaz que fueras, yo también fuese una estrella. Que podríamos llevar estelas paralelas y cruzarnos de vez en cuando.





domingo, 6 de diciembre de 2015

Meditaciones urbanas.

Olas vienen, olas van.
El infinito, la brisa, el mar.


Armo mis hombros con frágiles poros,
me dejo llevar.
Y entre pasos sordos en mi caminar,
tropiezo inconsciente y quiero volar.

Muero.
Y sueño con despertar.


Morir, soñar, despertar.
Olas vienen, olas se van.

jueves, 27 de agosto de 2015

Cantares de juglares.

Dejo de intentarlo aunque sea de cobardes,
por no querer mañana secarme las lágrimas con tus sábanas.
Ahora que a penas me pienso y me existo
gracias a los caminos que trazaban tus dedos en mi cuerpo.
Que ya no volveré a soñar con ideales
que tus besos serán hoy cantares de juglares.

Cenizas de un verano. (Segunda parte)

martes, 25 de agosto de 2015

Cenizas de un verano.

Dedícame una estrella que brille hacia nosotros cada noche. Que en los días nublados traspase la más grande de las nubes. Que nos conceda deseos, deseos alcanzables. Y que nos encuentre allá donde estemos.
Y que nos una.
De una manera mágica.

La luna ya no alumbraba la noche y las estrellas sólo eran estelas de recuerdos. 

lunes, 20 de julio de 2015

Tiempo.

El tiempo es la más grande de las incógnitas, la más pesada, la más difícil de despejar. Porque, ¿cuánto tiempo nos lleva tomar una decisión? Podemos hacerlo rápido, sí o no. Podemos pensar en las consecuencias, podemos no pensar. Porque pensar cuesta tiempo y llegará un momento que temamos consumirlo en acciones inútiles como, ¿le llamo?, ¿blanco o negro?. Dejemos por un momento de pensar y actuemos. Actuemos en contra o a favor de nuestro racionamiento. Actuemos instintiva e inconscientemente. Esas elecciones serán las verdaderas, no cabe el arrepentimiento, porque habla lo más hondo de nuestra existencia. Hablan nuestras conexiones neuronales. Esas primeras chispas que no profundizan en el racionamiento social. Decide
nuestro rápido racionamiento. Mejor dicho, no decidimos, actuamos. Y creo que esa es la verdadera elección. Ser uno entero y emocional, sin pensar, sin agotar el tiempo.

jueves, 18 de junio de 2015

Hoy.

Hago poesía mientras camino,
y observo,
mis pasos, la gente, las flores, el puente.

Hago poesía,
en mi cabeza,

sólo para mí.

Y es bonito recorrer el camino haciendo poesía.

También hago poesía sobre tu cuerpo, suave, etéreo…
Ahí sí que se hace buena poesía.

lunes, 15 de junio de 2015

Sin haber venido.


No puedes jugar a eso.
No puedes jugar a desear,
y marcharte
y dejar atrás lluvia, vacío
soledad.
Ganas de mundo,
ganas de ti.
De ti y del mundo,
de mí y de ti.
Y dejar arañazos
en las sábanas
de mi piel.

No puedes jugar a eso.
A llegar, a irte.
A dejarme libre,
menos aún.
A encarcelarme en recuerdos
de minutos
de segundos,
que no recuerdo.
A dejarme presa de mi imaginación,
a darle tinta a la emoción.

Y hacer que escriba.

Porque te fuiste, y
me dejaste,
sin haber venido.