lunes, 28 de junio de 2010

Es algo especial.


Mi casa es algo especial. Es verde, naranja, lila, azul y roja. Siempre huele a sofá y se despierta medio despeinada. No es perfecta pero brilla por sus imperfecciones. Al entrar se observa una cocina larga y desenfadada, donde se puede observar los restos de la comodidad en la que vivo. Comodidad de vecinos que se quieren y que no intentan disimular las ganas de abrazar. Mi baño es amplio, blanco, no reluciente y con una acústica excepcional. Se celebran conciertos en directo donde la imaginación juega un papel muy importante. Los pasillos derrochan felicidad, familiaridad y cariño. Lo antiguo predomina en cada rincón y la añoranza se mezcla con los recuerdos de la infancia representados en fotos y figuras. El salón es el corazón de mi casa, el lugar de reunión, de enfados, de peleas, de reconciliaciones y de sueños despiertos. Los sofás no son bonitos, pero destacan por sus miles batallas vividas en ellos. El único salvavidas para no pisar el suelo de lava o el barco que nos llevaba por aguas desconocidas hacia la ruta del tesoro. Las habitaciones son únicas y personales, en ellas somos inmunes a toda bronca y pelea, cruzar la frontera de la habitación nos hace cumplir las reglas que el dueño imparta, aunque en ocasiones existen robos y violaciones a la intimidad pero estas son castigadas por el ser supremo, madre selva. M.S es un ser que habita en el sofá, en ocasiones se levanta para librar batallas online contra otras M.S, y cuando duerme recita frases sin significado. Está esposada al hombre más bueno del mundo, un hombre que cada vez que miente hace un gesto con la nariz que lo delata, un hombre que se pasa el día con las manos en la masa y jugando con fuego, literalmente hablando. Hay fotos que recuerdan tiempos juntos, pero sus corazones hace tiempo que se separaron por unos tabiques más fuertes que los que podrían separar dos habitaciones. Hermano es el tercer inquilino de mi casa. Él quiso seguir mis pasos y escribir los suyos propios. A veces me sorprende con su singularidad y sus arrebatos de cariño. Es muy buen masajista, toca la guitarra como nadie y se quiere, por lo que le admiro.La imaginación es su punto fuerte y la música su musa. Ambos hemos nacido con el don de comunicarnos a través de la mente, somos iguales, aunque él se empeñe en negarlo.
Por último está él, el que nos tiene a todos enamorados, un ser al que le gustan las pipas y la zanahoria, aquel que aunque se pase la noche dando vueltas en su rueda, no nos molesta porque es él y es la cosa más bonita que pueda existir.
Y este es mi hogar, una casa llena de desastres pero perfecta. Una casa sencilla que hace de nuestra vida en ella algo especial.

2 comentarios:

  1. imperfectamente perfecta! Una fantástica descripción hagoraña, Mery! Espero que no cierres el blog porque te haya dejado un comentario... Muuuacs! T'estime Mariusqueta!

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  2. Me encanta Mery!!! Conforme iba leyendo me iba acordando de cada rincón de tu casa... De eso salón donde hemos pasado de todo, desde charlas entre amigas hasta confecciones de disfraces a toda prisa... Hasta las cenas y las escenas más inverosímiles tienen lugar entre esas cuatro paredes!
    Espero pasar mas ratos en tu algo especial!

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