miércoles, 31 de marzo de 2010


Son las 4: 29. Hoy no sé si me siento inspirada para escribir, pero ¿qué día no lo estoy?. Mi vida, mi día a día es un cúmulo se inspiraciones. ¿Mi musa? En algunas ocasiones diría que es una mezcla entre lo indiferente que me siento y lo feliz que parezco, pero en el fondo es mi desvariatez, mis delirios, el desorden que toma mi cabeza y absorve toda la serotonina que hace que a veces me disfrace y se muera mi musa. Serotonina, esa cualquiera que interviene entre mi musa y yo, la que hace que mientras se consume sea un poco más persona y deje de volar hacia mundos que a veces conozco. Esa tal que hace que mi instante vital pase más deprisa, tanto que no me de tiempo ni a decidir mis propios pasos, tan fugaz que hace que crea que soy parte de una historia, cuando en realidad me doy cuenta de que yo soy el escritor. Entonces pasa, días como hoy, dejándola, abandonándola al olvido, mi trauma psicológico hace que la pierda. Tres días sin mi droga hacen que mi cabeza vuele. Tres días sin ella hacen que mi mundo gane sentido, los "yo me entiendo" se vuelven más escasos y se convierten en "sólo sé que no sé nada". Tres días sin probarla hacen que pierda la cabeza. Mi musa ha vuelto.

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