miércoles, 3 de abril de 2019

Cinturón de Orión

Nunca me cansaré de repetir que no existió el momento. Nunca hubo un momento.
Pero cuando salimos del hotel aquella noche sentí que algo estaba pasando. Algo en nuestro interior estaba cambiando, tal vez sólo en mi interior. Levantamos la vista y nos quedamos mirando el cielo. ¿Has visto esas tres estrellas de ahí? Son el Cinturón de Orión. Pero yo ya no estaba mirando más a las estrellas. Por mucho que mirara al cielo, sólo le veía a él. Aunque yo sabía que él era como una de esas estrellas fugaces que pasan una vez y que si no pides rápido un deseo se pierden. Esa noche yo pedí uno. Pedí que siguieras brillando en mi cielo, ahí junto al Cinturón de Orión. Que por muy fugaz que fueras, yo también fuese una estrella. Que podríamos llevar estelas paralelas y cruzarnos de vez en cuando.





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