lunes, 20 de julio de 2015

Tiempo.

El tiempo es la más grande de las incógnitas, la más pesada, la más difícil de despejar. Porque, ¿cuánto tiempo nos lleva tomar una decisión? Podemos hacerlo rápido, sí o no. Podemos pensar en las consecuencias, podemos no pensar. Porque pensar cuesta tiempo y llegará un momento que temamos consumirlo en acciones inútiles como, ¿le llamo?, ¿blanco o negro?. Dejemos por un momento de pensar y actuemos. Actuemos en contra o a favor de nuestro racionamiento. Actuemos instintiva e inconscientemente. Esas elecciones serán las verdaderas, no cabe el arrepentimiento, porque habla lo más hondo de nuestra existencia. Hablan nuestras conexiones neuronales. Esas primeras chispas que no profundizan en el racionamiento social. Decide
nuestro rápido racionamiento. Mejor dicho, no decidimos, actuamos. Y creo que esa es la verdadera elección. Ser uno entero y emocional, sin pensar, sin agotar el tiempo.

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