No puedes jugar a eso.
No puedes jugar a desear,
y marcharte
y dejar atrás lluvia, vacío
soledad.
Ganas de mundo,
ganas de ti.
De ti y del mundo,
de mí y de ti.
Y dejar arañazos
en las sábanas
de mi piel.
No puedes jugar a eso.
A llegar, a irte.
A dejarme libre,
menos aún.
A encarcelarme en recuerdos
de minutos
de segundos,
que no recuerdo.
A dejarme presa de mi imaginación,
a darle tinta a la emoción.
Y hacer que escriba.
Porque te fuiste, y
me dejaste,
sin haber venido.
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