martes, 1 de enero de 2013




Recuerdo que andaba sobre un camino de tierra. Con mis botas puestas. Recuerdo que los que me acompañaban me hacían sentir bien, hasta que se fueron. Recuerdo que el aire fresco al aumentar de altitud me hacía enloquecer un poco más cada día. Que al dormir mi mente reposaba para que al día siguiente la locura no impidiera mi caminar. Y seguía andando. Recuerdo montañas, valles, caminos pedregosos… y que todo me hacía sentir bien. Pero también recuerdo incendios, lluvias, niebla, granizo… y en esos momentos, aunque estuviera acompañada, nadie me agarraba de la mano.

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